Independencia de Guayaquil
Para ese entonces, los patriotas guayaquileños habían decidido poner fin al gobierno extranjero. Sentían afectada su economía por el monopolio comercial, las restricciones y prohibiciones que ejercían las autoridades españolas.
Gente ilustrada como José Joaquín de Olmedo y Vicente Rocafuerte, entre otros, conocían sobre la Constitución expedida en Cádiz, que otorgaba mayor autonomía a las colonias españolas, pero que el rey Fernando VII la desconoció.
Esto aumentó el malestar de la población y el compromiso de luchar por la libertad.
A finales de septiembre de 1820, llegaron a Guayaquil, de paso a su patria, tres militares venezolanos y simpatizantes de la emancipación: los capitanes León Febres Cordero y Luis Urdaneta y el sargento Miguel Letamendi, los mismos que se unieron a un grupo de guayaquileños dirigidos por José Villamil y José de Antepara, que con una excelente estrategia y rápida maniobra, dominaron la situación sin necesidad de derramamiento de sangre.
Así, el 9 de Octubre de 1820, Guayaquil declaraba su independencia de España, que abrió el camino definitivo a la emancipación de la Real Audiencia de Quito. Las otras ciudades de la Costa siguieron el ejemplo y se fueron liberando poco a poco.
A mediados de octubre se formó la Junta de Gobierno que nombró como presidente a José Joaquín de Olmedo.
También resolvió pedir ayuda a Simón Bolívar y San Martín a fin de asegurar su independencia y comunicar a Cuenca lo sucedido para motivar a su emancipación.
La Real Audiencia y Presidencia de Quito (1563), además de Cuenca, Quito Guayaquil y Loja, comprendía el área amazónica, cuyo río había sido descubierto por Francisco de Orellana en la expedición salida desde Quito, lo cual nos dio el derecho sobre estos territorios. Superaba el millón de kilómetros cuadrados.
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